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Yehven cap. 1

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"Hijo de la Vida"

A través de la ventana, Lixue miraba las luces multicolor del atardecer. Los rojos, naranjas y amarillos del cielo, mezclados con unos cuantos tonos grises cuando los rayos se colaban por entre alguna nube. Era el espectáculo más bello que hubiera visto.

La dragona suspiró y cerró los ojos, dejándose acariciar por la suave brisa que soplaba sobre el templo y agitaba sus largos cabellos. Como le sucedía a menudo, no pudo resistir la idea de bajar las manos y acariciar su abultado vientre, sintiendo la vida que creía en su interior, el último regalo de su difunto esposo.

Lixue se preguntaba si su hijo heredaría el rostro de él, con esa mirada hipnótica y ese gesto malicioso que a ella tanto le había gustado. La energía que sentía ya en su pequeño cachorro era prueba suficiente de que los monjes no se equivocaban y de que su hijo no sería como otros dragones. Se preguntó como sería… sabía que, fuera quien fuera, ella lo amaría. Silven, Yehven… no le importaba. Aquel niño en su vientre era suyo, y era su mas preciado tesoro.

Sintió que, dentro suyo, el cachorro se movía. Lixue sonrió; era casi como si supiera que era distinto, como si supiera el ansia de su madre por tenerlo en brazos y deseara salir a su encuentro. Por alguna extraña razón, se imaginó un par de hermosos ojos del color del cielo del atardecer: con aquellos rojos y amarillos grabados en la mirada. El cachorro se agitó de forma… distinta, y Lixue se preguntó si habría llegado el momento. Sonrió para si.

"Tranquilo, pequeño. Sé paciente" le murmuró, y siguió mirando por la ventana.
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Las densas capas de niebla se alzaban sobre el bosque.

Al niño dragón le gustaba contemplarlas; siempre se levantaba temprano y se escabullía hasta el punto más alto del Templo para luego sentarse a ver como la niebla recorría el bosque de Xiang. Le encantaba ver los remolinos de niebla crear miles de formas distintas, y sentir el despertar del bosque.

Desde que había podido entender, su madre le había explicado que solo él podía sentir el bosque de esa manera; que solo él sentía como la energía del bosque surgía al amanecer como un dragón más y como todo emitía un tenue brillo multicolor. Era especial, lo sabía, pero al menos en esas horas podía olvidarse de lo que significaba serlo y disfrutar simplemente de su don.

"¡Shenghuo! ¿Dónde estas?" gritó una voz. El cachorro la habría ignorado si fuera la de algún monje, pero no lo era, así que se levantó y comenzó a caminar de vuelta.

"Aquí estas… ¿de nuevo mirando la niebla, Shenghuo?" preguntó afectuosamente la dragona que lo había llamado, de largo cabello lila y mirada amable: su madre. El niño hizo un gesto de fingida culpa.

"Me gusta, Muqin" respondió Shenghuo, sonriendo y abrazándola. Le encantaba abrazarla; sentía su aroma a flores, su calor, el suave latido de su corazón.

"Lo sé, pero no es bueno que pongas histéricos a los guardianes ¿no crees?" le dijo ella, pero en su rostro no había reproche. Shenghuo se encogió de hombros.

"¡Mi Señora Lixue, lo ha encontrado!" suspiró aliviado un viejo dragón, ataviado con una larga túnica amarilla y roja y con un símbolo tatuado en la frente. Un monje. De no ser porque estaba con su madre, Shenghuo habría hecho una mueca.

"Tranquilo, Huan-sin, es solo un niño" dijo su madre, y a pesar de la sonrisa Shenghuo notó el regaño. Los monjes siempre trataban de hacerlo actuar más adulto, cosa que ni a él ni a su madre le gustaba. Huan se puso serio.

"Mi Señora Lixue, comprendo que como madre desee evitarle ciertas cosas, pero vuestro pequeño es un Sagrado Yehven, y tiene ciertas obligaciones…" dijo el monje, con tacto pero no sin cierta severidad. Shenghuo gruñó, molesto, pero su madre suspiró.

"Lo entiendo, Huan-sin. Por favor, váyase tranquilo. Yo llevaré a mi hijo a sus deberes" aceptó Lixue. Por alguna razón, eso no había sonado tan cortés como debería. Huan sin embargo hizo una reverencia y se retiró.

"Perdón, Muqin. No debí salir" se disculpó Shenghuo, pero su madre le acarició la cabeza con ternura.

"Déjalos, pequeño. No hiciste nada malo" afirmó ella, y lo guió hasta dentro de la construcción.

El Templo de Vida de Xiang era uno de los mas grandes de todo Yin, o eso es lo que sus maestros le habían dicho. De todas formas, a Shenghuo le parecía enorme; había literalmente cientos de pasillos y habitaciones, todas de una riqueza y belleza que, según los monjes, eran una ofrenda a Fae Vithan, el Sagrado Espíritu de Vida del cual el pequeño había heredado su don. Sin importar que llevara viviendo ahí toda su vida, Shenghuo siempre sentía que aquellos muros y pasillos no tenían fin; a veces se preguntaba como es que lograba orientarse.

Al menos en la habitación que compartía con su madre –que era, por cierto, la más amplia y lujosa de todo el templo- Shenghuo no tenía porque soportar a los monjes y sus eternas lecciones. El niño observaba atentamente mientras su madre lo peinaba para atarle el cabello plateado en un sencillo muñón; luego, Shenghuo observó extrañado que Lixue tomaba dos listones rojos.

"¿Qué es eso, Muqin?" preguntó el cachorro, curioso. Su madre se limitó a sonreír y tomó un largo mechón plateado a su derecha, que comenzó a envolver con el listón en un sencillo patrón. Repitió el mismo proceso con otro mechón a su izquierda, dejando ambos al frente y visibles.

"Una vez vi a uno de mis amigos de la infancia lucir algo parecido; siempre me gustó como lucía ¿te gusta?" preguntó Lixue, dejando que Shenghuo mirara el resultado. El tono rojo de los listones hacía resaltar de forma extraña el brillo de su cabello.

"Nunca voy a quitármelos, Muqin" dijo Shenghuo, complacido. Era una forma de llevar siempre la presencia de su madre, aun en las ocasiones en que no pudiera acompañarlo. Lixue sonrió.

"Bien. Vamos, antes de que Huan y los demás se pongan histéricos" bromeó ella. Shenghuo echó a reír ante la imagen mental, pero obedeció y se levantó, alisándose la fina túnica de seda antes de salir.

Esta vez no había mucho que recorrer: el camino seguía por el pasillo más grande de todo el templo hasta una sencilla puerta. Tras mirar por última vez a su madre, Shenghuo abrió la puerta hacia la Sala de Audiencias.

Se tomó un momento para observar el enorme salón, con gruesas columnas rojas y doradas sosteniendo el techo; lo único visible ahí era la tarima dorada, repleta de elegantes cojines, sobre la cual Shenghuo debía sentarse. El resto de los monjes ahí presentes, junto con su madre, se colocaban a ambos lados, sin siquiera pisar la alfombra que iba desde la posición de honor hasta la enorme puerta. Los ojos de Shenghuo, más sensibles que los de cualquier otro dragón, podían ver parte del ajetreo exterior mientras un par de monjes decidía (el niño no sabía en base a qué) quien podía entrar.

Huan se acercó a Shenghuo e hizo un gesto, permitiendo la entrada a un dragón. El niño ladeó la cabeza al verlo: no lo conocía, por supuesto, pero siempre sentía curiosidad. Trataba de imaginarse que tipo de dragón era solo con ver su ropa: la mayoría eran túnicas bastante lujosas, aun con las frecuentes vendas o la apariencia decaída de los visitantes lucían hermosas y llenas de color.

"Excelencia Shenghuo" lo saludó aquel visitante, y se arrodilló para hacer una reverencia hasta que casi besó el suelo. Shenghuo no necesitaba mucho para saber a que venía: casi todos visitaban el templo por la misma razón y olía ya la sangre.

"Lord Taishi, exprese por favor el motivo de su visita al Sagrado Templo de Vida" pidió Huan. El noble dragón no levantó la cabeza del suelo al responder.

"Poderoso Shenghuo, vinculo con Fae Vithan-serin, Espíritu de Vida, he venido ha pediros use vuestro don a favor de mi vida" recitó el dragón. Eso era parte del protocolo, y Shenghuo lo escuchaba muchas veces durante el día.

El niño miró a Huan. Aunque la petición iba dirigida a él, Shenghuo sabía que en realidad era el Monje Mayor quien decidía si podía tratar o no de curarlo; él no tenía idea de cómo es que decidía, pero veía siempre a Huan intercambiar pensamientos con uno de los monjes de la entrada, y luego tomaba una decisión. En esta ocasión, como en muchas otras, Huan envió una suave afirmación mental, y Shenghuo bajó de su sitio de honor.

"Lo haré, en nombre de Fae Vithan" recitó el niño. Francamente, no le gustaba nada tener que repetir y oir los mismos comentarios todo el día, pero no tenía opción: era una tradición del templo y él debía seguirla.

El noble dragón extendió un brazo, y Huan descubrió la herida. Shenghuo miró sin parpadear los tres largos cortes a lo largo de su piel, sin duda el ataque de un guerrero enemigo. Sus maestros le habían dicho que había varios conflictos entre Yin, su reino natal, y Huryem, el reino más cercano.

Shenghuo aumentó su poder y puso la mano en la herida. El noble dragón hizo un gesto, pero no se movió… por fortuna, porque a Shenghuo le costaba trabajo y concentración el curar una herida. Huan le había dicho que eso solo sería hasta que invocara la Esfera de Vida, así que no prestaba mucha atención como para tratar de enseñarle a usar su poder. Si Shenghuo no se agotaba tanto, era porque su madre lo ayudaba a practicar.

Pronto, la energía plateada Yehven pasó de la mano de Shenghuo a la herida, y el niño observó con interés como los cortes disminuían y la piel se cerraba hasta quedar como si nada hubiera pasado. El noble dragón se miró el brazo con asombro, lo que permitió al niño hacer un pequeño gesto; las heridas grandes le costaban.

"Le estoy profundamente agradecido, Yehven-serin" murmuró el noble, y tomó la mano del niño para colocársela en la frente en la tradicional señal de sumisión. Según sus maestros, al hacer aquel gesto se exponía la cabeza y el cuello, una forma muy elaborada de decir que disponía de su vida.

El resto del día siguió de la misma forma. Pronto Shenghuo se aburrió de intentar adivinar el rango de los visitantes y se limitaba a seguir el protocolo. Tampoco es que a esas alturas le importara mucho: a medida que pasaban las horas se sentía más cansado, como si en vez de estar sentado cómodamente hubiera estado corriendo todo el día. En algún momento de la tarde, vio en la puerta a un par de dragones que dirigían una camilla… eso iba a ser difícil, y tenía tantas ganas de dormir un poco…

"Es suficiente" dijo la voz de su madre, imponiéndose por sobre los murmullos de los monjes. Huan la miró algo desafiante.

"Mi Señora Lixue…" empezó, pero ella gruñó por lo bajo.

"He dicho basta. Es mi hijo, y por tanto mi responsabilidad. Yo decido, no usted" interrumpió Lixue, severa. Aunque era claro que a Huan no le gustaba nada que lo tratara de esa forma –y mucho menos la orden- el monje hizo una reverencia.

"Como ordene, Señora Lixue" aceptó Huan. La dragona lo ignoró con cortesía y se acercó a Shenghuo.

"Estoy bien, Muqin. Solo tengo un poco de sueño" afirmó el niño. No era mentira, pero la expresión de su madre fue de pena cuando le tomó la mano y lo llevo consigo fuera de la sala.

Era en momentos así cuando Shenghuo moría de impaciencia por ser capaz de crear su Esfera de Vida; cuando la tuviera, sería un verdadero Yehven, uno tan poderoso como para curar a quien quisiera sin cansarse, tan poderoso como para tomar su lugar al mando de los monjes e impedir esas discusiones entre Huan y su madre. Podría hacer lo que quisiera.

Solo unos días mas, y podría hacer lo que quisiera.
I'm back! XDDDDD

Ok, ok... finalmente vuelvo al mundo de los vivos con el inicio de otra historia! por primera vez, con un villano como protagonista

Recuerdan q les dije q Shenghuo de hecho TIENE pasado? bueno, he aqui el primer cap de su historia. Y presentando x vez primera asu madre Lixue n,n

Imposible creer q ese niñito lindo e inocente se volviera el sadico desgraciado q es ahora, no?

Sheng: ^^ pura envidia porq no son tan perfectos como yo

U¬¬ dame paciencia...

En fin. Sip, Shenghuo, como Yehven q es, es considerado en la antigua "religion" draconica como hijo del Espiritu de Vida, Fae Vithan (ya saben, la hermanita entrometida de Heru XD) y como tal los Yehven viven en un templo como vinculos sagrados... creanme, no es tan lindo como suena. Van a odiar a los monjes

Sheng: y eso q no conocen a los de Muerte XD

Shhh!!!!
Y no, Shenghuo aun no tiene su esfera... debe invocarla cuando llegue a una edad adecuada, asi q aqui aun no es inmortal u__u (ni tan poderoso como es luego)

Espero les guste este inicio. Saludos!

PD: x cierto.... "Muqin" significa "madre" en chino (algo asi XD), mientras que el "-sin" luego del nombre de Huan es el titulo de "monje", y "-serin" es la mayor nota de respeto en el idioma draconico y significa "excelencia" u "honorable" n,n
© 2011 - 2024 Yokami
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RomoGreen's avatar
AHHHHHHHHHHHH asi que de aqui viene el famosisimo Shenghuo? Asolador de Jovenes hermosos y consolador de bajos instintos carnales.
(Segun lo eun lo que pude leer en la otra historia de "El Espiritu del Este" de :iconladysaraphan: